Café San Bernardo

SanBer es un clásico de Villa Crespo. Cuando aún muchas personas no tenían teléfonos en su casa, la gente del barrio hacia fila en Café San Bernardo para usar el teléfono público de ahí.
Es un lugar gigante en pleno Av. Corrientes con dos atracciones principales: comida/​bebida y juegos.
Mesas de pool, de billar, de ping pong y metegol. SanBer se llena y si vas un finde a la noche, tené paciencia para esperar tu turno en cualquiera de los juegos.
Tiene una carta amplia, todo de comida casera (no esperen platos gourmet ni nada por el estilo). Los precios están bien, yo agregaría alguna cerveza artesanal, eso seria un gol. Platos veggies en un lugar asi sé que «es mucho pedir», pero bueno por ahora me conformo con las papas fritas que nunca fallan.
Lugar Ideal para ir a pasarla bien con amigxs.
Punto en contra, una lástima: hace mucho calor ahí adentro, la ventilación es casi nula, sumale que si jugas a alguno de los juegos que requiere mas movimiento, terminas traspirando la camiseta mal.
Está abierto toda la noche, ahora algunos días cierran de 5 am a 9 am.
Una de las cosas mas lindas de SanBer además, es que es un lugar de reunión para gente de todas las edades: adolescentes, jóvenes, adultos, personas mayores, familias, etc, etc, y también gente de todo tipo. Eso para mi genera un ambiente muy ameno.

Bar de barrio, auténtico club de barrio. Eso es Café San Bernardo, un lugar de esos históricos de Buenos Aires que le hacen falta más a la ciudad.
En plena Av Corrientes, en un espacio gigante y que llega a ser MUY caluroso en verano, reune mesas de pool, billar, metegol, ping pong y hasta de naipes a toda hora se pueden ver desde pibes adolescentes, parejas en una cita, grupos de amigos de mediana edad, hasta jubilados disfrutando de la noche.
La opción de bebida y comida es enorme, incluso la cocina está abierta hasta tarde. Pero a mi gusto le faltaría una opción de cerveza tirada, eso sería ideal.
Si se llega pasada la medianoche hay que armarse de paciencia, pero la clave es anotarse en todo lo posible y más temprano que tarde vas a conseguir una mesa! Las noches improvisadas siempre terminan bien en Sanber, nunca falla.

Semana o finde, día o noche, tarde o temprano (pero especialmente tipo 2am), no hay límite para venir a San Bernardo.
Tal vez famoso por su amplio espacio, relleno por muchas mesas de pool y tenis de mesa. ¡Subestimada la comida! La mejor opción para bajonear a la noche después de algún bar que cerro temprano.
La cerveza está $ 95 pesos, a mi parecer un aprovechamiento ya que todos van a consumirla de todas formas.
La comida, en cambio, es totalmente barata. Diría que dos personas con 100 $ se llenan. Si pedís papas, $ 150 entre los dos como mucho.
Recomiendo las papas fritas con queso encima o su versión a la provenzal. Pedir varias de ambas si abunda la gente.
Para jugar a los deportes de salón cuando está muy lleno hay que anotarse en una lista de espera. Si llegan con esa intención, anótense apenas entran y vayan tranquilos a sentarse que los van a llamar por un parlante.
La atención es genial. Muy buena onda, velocidad máxima para recibir la comida y tomar los pedidos.
La música se volvió algo «de moda» ya que la gente que frecuenta el lugar ahora es más joven y tal vez «hipster». Esto no quiere decir que dejen de pasar clásicos del rock nacional, si no que los mezclan con alguna perlita de Macklemore.
El eterno bar que siempre abre sus puertas a los buscadores de comida y juego al mismo tiempo.

Particular lugar este Café San Bernardo que de unos meses hasta acá se puso de moda en pleno Villa Crespo. Fui por primera vez cuando me invitaron para el cumpleaños de un primo, y cuando me dijeron a un bar me imaginé cualquier cosa menos lo que encontré.
Fuimos un poco más temprano, para enganchar el partido de Colón-​Independiente, antes que llegara la gente. De entrada el lugar es muy raro: un viejo café de barrio, pisos de vieja cerámica, las antiguas instalaciones, los mostradores donde suelen ir las medialunas de los cafés con empanadas para la noche. Mozos de blanco como la tradición manda, y una carta que me deleitó con el mejor sandwich de milanesa que probé. No retacean la carne ni los aderezos. Eso sí. Caro, como todo lo que hay. Está claro que si con esa fórmula consiguieron el éxito nadie debería hacerlos bajar de precio, pero es bien caro.
Lo particular es que en todo este ambiente clásico, la clientela es plena de juventud y hipsters. Para hacerlo aún más particular: un fondo con mesas de pool y ping-​pong, que son un suceso toda la noche y hay que tener amplia paciencia para esperar, sobre todos los fines de semana a la noche. En la espera pedimos unas papas a la provenzal que también estaban excelentes. Solo se consigue cerveza, vino y fernet. Fin para más allá, al menos en esa noche.
El lugar es una gran idea, bien concretada, pero que estando en su auge por ahí hay que tenerle paciencia porque no sé si ellos mismos se imaginaron que iba a funcionar así. Y si ajustan los precios le daría n una vuelta de oro. Lo que sí, no es un lugar para cualquiera. Si tu estilo es Palermo, no es para vos, si te gusta más lo electro, tampoco. Creo que en eso radica gran parte de su éxito también, es algo totalmente original que logró juntar a gente de todos los estilo. Brindo entonces por jugarse con la idea, y a probarlo.

Este lugar es un viejo bar de los de antes, un gran galpón que tiene mesas de pool y ping-​pong y una mesada grande desde donde despachan los pedidos. Lo curioso es que tiene una variopinta clientela, ya que conviven en él los clientes de siempre junto a jóvenes que lo adoptaron como «bar de moda». Se dice que permanece abierto hasta altas horas de la madrugada o que directamente no cierra, pero no me consta. La comida es grasosa y tiene precios elevados para ser este tipo de lugar.

Este bar es un golazo. Posta que la rompe.
A ver, es rarísimo… tiene la estructura de un típico bar de viejos, con esos mozos de antes, esas pizarras negras que se le pinchan las letras blancas, que sirven moscato y siempre hay un borracho en la barra, pero… el público es joven!
No sólo tiene un público joven, para ser más específicos digamos que es medio cool, hipster, hippie chic, o una mezcla de todo eso.
Los precios están muy bien: Accesibles.
La música es rara también. En el rato en que estuve pasaron Vilma Palma (tres o cuatro temas seguidos de esos que no podés parar de tararear), algo de brit pop y hasta algunos lentos (!!!).
Evidentemente nadie le da mucha bola a la música, nadie va por eso.
Algo buenísimo: Tiene un montón de mesas de pool y ping pong. UN MONTÓN.
Es un bar ideal para ir con amigos por unas birras y unas papas mientras sale un pool o ping pong en un ambiente re distendido.

La conjunción de lo nuevo y lo viejo. Hipsters, con señores que juegan 4,5 6 hs al burako, truco, dominó, ajedrez, etc. y se apuestan… los cafés, nada estrafalario. Nunca vi que se molesten por las pelotitas de ping pong, o por que haya mucha gente, ellos siguen en
Mi lugar para ir a jugar al Ping Pong (y el de mucha gente ya que hay pocos, creo que Jobs en barrio norte/​palermo), tiene 7 mesas bastante diferentes una de otra. Los fines de semana por la noche se está haciendo complicado conseguir mesa rápido (el tiempo promedio de espera puede superar la hora, hora y media) y los martes a partir de las 22 hs es «libre». Algún Fort paga todas las mesas y se juega «a ganador». También por la cantidad de gente que va, se complica bastante jugar cómodo (mucha gente pasando).
También tiene 3 o 4 metegoles, un par de pinballs que nunca supe si funcionaban, y muchas mesas de pool, desde las clásicas de bares a las de medidas profesionales y buchacas angostas. Hay también mesas de billar, donde pocos jóvenes se aventuran.
Comida básica pero buena, no barata pero abundante. La napolitana con fritas va muy bien, y hay tartas de tamaño considerable también. Pizza vi y papas salen a pleno. Lo que más recomiendo es la empanada de pollo. Las cervezas salen de litro y con maní o papitas, el vermut también.
Temas no copados, el ruido (la semana pasada vi que estaban poniendo bajo las mesas algo, pero al tener ladrillo visto se va a complicar igual) y mas que nada los baños, lo peor, un gran «ya fue». Teniendo más de 10 mozos, podrían tener a alguien que los deje por lo menos habitables.
⁴⁄₅ ya que es único, con un toque podría ser genial. Abre prácticamente 24hs, creo que cierra domingo de 9 a 19, chequearé y lo agregaré a la ficha, como el wifi que es indispensable cuando estas en el fondo y no existe señal de datos de ningún carrier.

El lugar más ecléctico de Villa Crespo y aledaños, y no digo de Buenos Aires o del mundo mundial para no pecar de porteño fanfarrón. No sólo es un «bar notable» si no que también es Sitio de Interés Cultural.
Si sos del barrio, trabajas por la zona o venís a hacer bancos a Corrientes lo habrás visto mil veces. De afuera y a la luz del día, un cafetín cualquiera por el que no das ni dos pesos y hasta te da un poco de cosita entrar. Pero la magia no sólo esta adentro, si no que también esta por las noches. Como un camaleón que al caer el sol cambia sus colores para camuflarse con el medio, el San Bernardo muta de cafetín porteño a paseo de rockstars bohemios, hippies con prepaga, estudiantes de artes sospechosas y jóvenes aficionados a los deportes de mesa, en un santiamén.
Esta fauna mezcla de autóctona e importada se dispone a disfrutar de una cerveza helada, unas papas con queso fundido (que son precipitadas del cielo) y de sus infinitas mesas añejas entre las que se incluyen mesas de pool, billar y ping pong. Todo en un cordial ambiente de convivencia pacífica y mixtura de tribus que asombra hasta al más experimentado.
El local tiene 800m2 así que hay lugar para todos PERO OJO, como los MARTES esta la pomada a veces tipo 1AM tenés que hacer cola y es el único día que hay personal de seguridad en la puerta a lo boliche del centro.
Yo te digo que un martes cualquiera, tipo 23, te des una vuelta por el barrio, dejes de lado los lugares modernos y de moda, te sumerjas en la mélange del SanBer, te pidas una birra con papas y veas la gente pasar.

Bar de barrio. No vayas con pretensiones de un buen servicio y limpieza solo anda a jugar al pool, al Ping pong y pasarla bien con amigos en un ambient descontracturado y barria! Hay una lista para usar las mesas de pool y Ping pong asique ármate de paciencia! Me encanto y volveré.

Desde que se puso de moda, fui bastante reacia a pisarlo de nuevo. Todavía me choca que haya de noche un patovica en la puerta revisando las mochilas… Hola es un café de esos de antaño de barrio. Pero bueno, las modas no se explican.
La realidad es que un día me ganó la comodidad al prejuicio y festejé mi cumpleaños allí. La pasamos super bien, hay fluidez en las esperas, en la barra y buena música. Metegol, Pooles y Ping Pongs. La barra bueno, obviamente tiene precios tambien acordes a la moda, pero nada de lo que asustarse.
La verdad que sorprendida, el «sanber» es un buen lugar para pasar una noche divertida con amigos.

Café San Bernardo, es todo menos un café, es un lugar enorme, en Villa Crespo donde se junta todo tipo de gente. Inicialmente era un lugar de «barrio» donde comer pizza con birra, y jugar al pool, ping pong o metegol.
Hace un año o más estallo el auge y se llena de gente. Con decirles que cuando sali a la medianoche de un martes habia cola para entrar.
Tiene alrededor de 6 mesas de Ping Pong y 10 de Pool, no las conte, es a ojo esto, pero para que se de una idea del tamaño del lugar.
Tiene mesitas para 4 personas o Barras para 12 personas dispersas en todo el local. Se puede comer de todo, lo que mas sale es las papas y la pizza.
Sinceramente cuando cai, por el estilo del lugar creia q iba a ser mas barato, pero la Stella esta $ 85, la pizza $ 100. Y no lo vale pero ni a palos. Las papas con queso son con fetas de queso/​fiambre encima, lo cual hace complicadísimo comer.
Desde el lugar e idea esta copado, pero desde el consumo precio/​calidad no.

Yo conocía al Café San Bernardo desde antes de que se pusiera de moda. Ibamos con mis amigos cuando eramos chicos a jugar al pool y ver a los más entrados en años jugar al billar (nunca entederé como se juega)
Ahora se hizo popular gracias a los hipsters que se empezaron a juntar en este bar a jugar al pool o al ping pong, por lo que ahora abre hasta bien tarde e incluso hay dj´s algunas noches. Por supuesto, todo esto pasa en convivencia con los parroquianos de siempre, que yo no se si les cae bien ese resurgir del lugar, pero de otra forma tal vez no existiría más.
En apariencia el bar cambió muy poco, se sigue viendo viejo, con mucha madera y mosaico, más allá de alguna pintada que le dieron.
Para jugar al pool, billar o ping pong hay que anotarse en la barra y cuando se libera una mesa te llaman por altoparlante.
La oferta de bebidas es clásica: cerveza de litro, aperitivos, algún trago clásico y no mucho más. Hay comidas clásicas porteñas, además de algunas cosas para picar. Obvio que también sirven café, para los que viene a tener su charla futbolera semanal.
La atención es normal si no hay mucha gente y los precios están okey, tal vez un poco más arriba desde que el bar volvió a estar en boca de todos

El San Bernardo es casi un bar exclusivo para los vecinos de Villa Crespo. Tal vez se deba a que si vivis mas alla de esa zona no vas a viajar ni en pedo para ir a ahi. Creo que aprecias su encanto habiendolo visto toda tu vida.
Es un lugar un poco extraño, un bar de viejos, que se juntan a tomar un apetitivo y jugar domino o billar. Estuvo al borde de la muerte hasta que hace un par de años una manada juvenil lo invadio y lo revivio.
El lugar es super amplio, tiene muchas mesas de pool, billar y ping pong, barras y otras mesas para tomar, comer o jugar a algun que otro juego mas. No tiene lujos, es un ambiente casi familiar, buenos precios, los mozos y clientes de siempre.
Lo que mas me gusta de este lugar es que es como estar en un bar en tu casa, casi que podes estar en pijama; a nadie le importa nada, no hay nada cool, todos estan en la suya pasandola bien.
Dato interesante: no recuerdo haberlo visto cerrado.

Depending on your mood San Bernardo better known as Sanber can be an amazing ping-​pong filled wonderland or just a nondescript old bar. I tend to believe it’s great for meeting friends having a beer and playing some foosball. Not pretentious even though it’s hip these days and packed on weekends and Tuesdays.

Los martes en San Bernardo son: Varias 1890 bien frías en combo con la napo de la casa (la salsa es bien de abuela). Las papas no las recomiendo (saben igual que las milas).
Del precio no te quejes que es re contra amiguero.
No cuelgues: antes de chillearla, acordate de reservar el pool, billar, metegol o ping pong (yo te avisé), sino la horda de extranjeros te va a dejar con las ganas.
Lo malo: te llevas el pucho a tu casa…
Lo excelente: te dejan entrar la bici al bar.
Dato: hacete amigo del mozo y sele fiel, que los beneficios vienen con el tiempo.

No sé cómo un bar DE SEÑORES se puso tan de moda entre la juventud, pero la verdad es que Café San Bernardo explota todos los días.
Un viejo bar de barrio, muy grande, con muchas mesas de pool y algo que no en todos lugares ofrecen: ping pong. Siempre lleno (dicen que los martes estalla) y ruidoso, es muy difícil encontrar mesa si no vas relativamente temprano, pero no deja de ser una opción ideal para ir en grupos.
Lo malo es que cerveza sólo tienen Quilmes. Sirven unas papas fritas que nadan en aceite y unas tortillas muy recomendables. Es medio de suerte que algún mozo te atienda, pero siempre podés acercarte a la barra a pedir.
Hay siempre lista de espera para poll y ping pong, pero una vez que es tu turno podés jugar todo lo que quieras (cobran por hora).
Un buen lugar para cuando estás con amigos y no saben hacia donde arrancar. Se puede ir en bici que te dejan entrarla.

«Sale pool?» «Dale, vamos a San Bernardo» Asi suelen ser las charlas con mis amigos al momento de buscar algo tranquilo que hacer un viernes a la noche. Para aquellos aficionados del pool y residentes de Villa Crespo, San Bernardo es la elección obvia, ya que tiene por lo menos el doble de mesas que cualquier otro bar de la zona y cuesta aproximadamente la mitad (cobran por hora, no por juego). Además hay ping pong, cerveza barata y hasta te alquilan cartas de truco, para aquel que siente ganas de jugarse una manito o tiene que resolver una disputa de forma pacifica.
La porción de papas fritas es barata y abundante, ideal para compartir, y tocan rock nacional todo el tiempo.
Para los más sofisticados o de otra época, también hay billar y dominó, actividad que disfrutan nuestros padres, o los padres de nuestros padres.

Café San Bernardo es uno de los lugares que, con el paso de los años, se ha vuelto a poner de moda.
No pretendan encontrar acá el último trago, ni las tendencias que pueden encontrarse en Palermo, porque no. Esto, señores, no es otra cosa que un bar con muchísimos años de historia, paredes descascaradas, piso de mármol, una barra amplia y al fondo uno de los puntos de encuentro indiscutibles: mesas de pool, metegol y ping-​pong toda la noche que, regadas de cerveza y alimentadas por papas fritas, desvelan a quien allí se presente.
El lugar está abierto todo el día y comés lo que quieras cuando quieras. Eso si, para ocupar algunas de las mesas (sobre todo las de ping pong) andá con paciencia porque se llena!

Acá no hay glamour, ni modernidad, ni tragos sofisticados. San Bernardo es de esos bares clásicos a la antigua en dónde se pasa por una cerveza, un aperitivo o un café. Nada extraño ni novedoso y puede que si estás lejos de los ventiladores haga calor, pero así y todo este lugar tiene su mística.
Este no es un bar común y corriente, es de esos lugares que son un punto de encuentro, ya que acá no solo se var por una copa, un desayuno o una minuta. El sitio es muy extenso y tiene esa magia de las mesas de pool y más que nada las de ping pong. Es de esos lugares que se volvieron más que místicos para ir a jugar al viejo y popular tenis de mesa. Hay bocha de mesas y la verdad que es un lugar ideal para ir en pareja o con amigos a pelotear un rato y tomarse una birra con maníces o unas papas. A veces hay distintos eventos artísticos y culturales. Es de esos bares que están abiertos siempre y ya son un icono del barrio de Villa Crespo.

Sin saberlo fuimos el martes y con mis amigos nos encontramos con un movimiento cultural tremendo.
Llegamos como a las 9 y media de la noche, nos pudimos sentar, tomar y comer algo. Fuimos con el plan de Ping Pong, pero las mesas estaba todas ocupadas y nos relegamos al metegol para completar las parejas.
También estaba todo rodeado por bicicletas y en un momento pusieron música para ambientar la noche, con un estilo musical bien marcado.
Muy rápidamente se llenó de personas y aparecieron los vasos de plásticos con botella en mano.

En Avenida Corrientes casi Acevedo, pleno Villa Crespo, te podés encontrar con este Café abierto las 24 horas. No es un lugar glamoroso. De hecho, es el típico viejo café de estilo español que había en Buenos Aires en la primera mitad del siglo XX. El tiempo le pasó su factura y se nota por su ambiente sórdido que les gusta mantenerlo como en esos tiempos.
Este edificio es enorme, de verdad. Me fijé y son 800 metros cuadrados que mezclan las mesas cuadradas para tomar algo con espacios dedicados al billar, ping-​pong, dados, dominó y metegol. Tan identificado está el bar con el desarrollo del ping-​pong que en algunos ambientes se lo conoce sólo por ese nombre.
También es el centro de una movida hípster, sobretodo los martes, cuando tarde en la noche se los ve llegar con sus bicicletas que entran hasta el fondo del café. Acá podés pedir pizza, un sandwich de milanesa o mis preferidas, unas ricas papafritas mientras tomás cerveza, Cinzano o un Campari.
Pero no solamente van hípsters, sino que es un lugar intergeneracional donde no sería raro cruzarte con tu abuelo y sus amigos jugado a las cartas. Podés ver gente de todas las edades disfrutando tranquilos sin ningún inconveniente y sin mirarse raro.
No te pierdas la experiencia de conocer un pedazo de historia viva. Su barra, los premios de torneos expuestos con las botellas de licores, la luz de tubo fluorescente, los enormes ventiladores, cuadros de Gardel y otras figuras, paredes de ladrillos sin revocar y sólidas columnas son el marco de un ambiente único.