El Mirasol de Boedo

La comida por supuesto excelente, la atención es típica de un viejo bodegón. Los tiempos son distintos. Hay que estar sin apuro.

Es la primera vez en mi vida que me voy sin dejar Propina.
35 $ de servicio de mesa. Panera sin variedad de panes. Y los grisines y galletas de paquete rotos. Sin ningún tipo de untable. (Falto la jarra de agua para poder cobrar servicio. Ley CABA)
No podían hacer un puré (en carta) porque no se que «gas provisorio». No quise indagar más.
No había pastas. Y no tenían arvejas y remolacha que eran parte del 50% de las ensaladas de la carta. Tres veces tuvimos que cambiar la orden.
La porción de cola de cuadril (250 $, tamaño pequeño) que pedimos a punto, era pura sangre, dura, y con grasa.
Al finalizar intentamos hacer algún comentario y casi que nos dijeron que fue culpa nuestra por no pedir que lo cambiarán.
Malo el servicio. Si te faltan cosas o tenes problemas de cocina, tenes que ser más servicial que nunca. Podrían haber ofrecido el café. Pero no. Evitaban hasta casi con vergüenza cualquier conversación.
Bien por el medio pollo deshuesado (250 $) y las papas fritas bien sequitas (70 $) Bebidas (35 $)

Fuimos a cenar con la familia un domingo por la noche, no había demasiada gente. No conocíamos el lugar, pero llegamos luego de encontrar cerrados otros restaurantes de la zona y decidimos. probar suerte.
Abrimos la carta y no asustamos: todas las porciones de carne están muy por encima de los $ 100, y no son todas como para compartir: la entraña sí, el vacío no, por ejemplo. Ya estábamos ahí, pedimos algunas porciones para compartir entre todos.
De entrada pedimos provoleta, y estaba buenísima!!! La carne es de muy buena calidad, muy sabrosa y sin mucha grasa.
La atención fue muy buena, incluso estábamos de cumpleaños y se coparon en traer una porción de tarta con las velitas que llevamos, y cantar el feliz cumpleaños :P
Sin dudas no es un lugar barato, pero se come bien!