Pierino

Se nota los años de experiencia y la atención familiar. Los dueños presentes disfrutando de la halagos de los clientes fieles de años.
El precio es razonable para la calidad de los productos. Algo a mejorar. Incorporar cervezas artesanales.

Típico bodegón de barrio. Atendido por sus dueños.
Pastas caseras muy ricas! De las mejores que como. Imperdibles los ravioles de cordero.
Lugar ideal para juntarse a comer con la familia.
No es barato pero vale la pena ir cada tanto.
Hay q ir con paciencia porque a veces hay que esperar mucho tiempo para tener una mesa.

Domingo al mediodía y el antojo de pastas asalta nuestras panzas. El problema es que no eran las 12am, sino más bien cerca de las 14pm. La cuestión es que enfilamos la nave hacíà la zona de Almagro y nos encontramos con una demora de UNA HORA en cada cantina italiana que osábamos preguntar. Abatidos y casi sin esperanza, llegamos a Pierino, que resultó ser la opción más «atrayente» por su promesa de ³⁰⁄₄₀ minutos de espera.
Entramos luego de casi una hora de espera, pero ya estábamos muy juguete de horario y hambre como para irnos a otro lado. Pedí unos sorrentinos de calabaza con salsa scarparo y vinieron rápido. No fueron los mejores que probé en mi vida, pero cumplieron con creces mi anhelo de pastas dominicales. Después para cerrar la tarde (porque de mediodía quedaba poco y nada) compartimos una copa de Tiramisu. Se vendía como una especialidad de la casa y estaba bien, quizás para ofrecerlo de esa manera debería volarte la capelu pero no por eso hay que.
Cobran servicio de mesa, pero el pan que te sirven vale cada centavo. Una locura de sabrosón mi gente beia; y si encima le untas el clásico queso crema con ciboulette que te traen es altamente probable que tengas un orgasmo ahí sentado (?) de lo rico que es.
Los precios están ahí, más tirando a caros, pero tampoco es que se tiene que dejar un órgano sano en la puerta para pagar. Hablando de puerta, el lugar está decorado al mejor estilo bodegón, con bocha de cosas colgando del techo: carteles de calles, frases, banderines y hasta sartenes con su fecha de «muerte».
Pierino es una buena opción en el barrio para saciar ese antojo de pastas que cada tanto suele atacar los domingos al mediodía, aunque eso si, se recomienda ir con paciencia o reserva.

El tiramisu es excelente y la pasta rellena tambien muy buena. Hay que probar el conejo, la proxima!

Es un lugar donde siempre se come bien, siempre. Y a nosotros los que tenemos sangre tana en las venas, danos unas buenas pastas al dente y una buena salsa y somos felices… Te puedo recomendar los ravioles de cordero patagonico con la salsa de crema, hongos de pino y rucula. Se merece mis 5 estrellas

Este es un resto en una zona muy poco explorada por nosotros y la verdad grata sorpresa. Tanto la zona (llena de una movida gastronomica medio de incognito para nosotros) y el resto en si. Las pastas muy ricas y abundantes. Tiene todo el aire de ser un viejo resto de barrio que ha resistido el paso del tiempo.
La atencion rapida y los platos abundates. Unico drawback, sin pagos electronicos :(

Bueno, despues de un tiempo volvi a Pierino porque nos juntabamos con unos amigos para despedir el año.
Elegimos venir aca porque nos habia encantado toda la comida y la atencion habia sido muy buena, hoy tngo que bajar un poco la puntuacion porque esta vez no me deslumbro… no es que haya estado TODO MAL, pero sin embargo tampoco fue un exito, creo que esta vez decido ponerle 3… normal.
porque? en primer lugar por que yo justo tenia que comer liviano por lo que me decidi por un plato tranqui, pechuga de pollo con papas fritas (no iba a comer papas por lo que dije q tenia que comer liviano), subo la foto para que se vea: vino una pechuga INFIMA y finita igual que si yo pongo una en la plancha de casa, ninguna especia ni nada… no estaba fea pero era RE simple y mas papas que otra cosa… por 110 pesos esperaba un plato razonable y no que traigan PAPAS con guarnicion (pollo) jajajaja…
termine comiendo algunas papas, porque sino me moria de hambre!
y tambien tengo que resaltar que ese fue mi caso, por no pedir pastas, pero los platos de pastas siguen siendo tan abundantes como la otra vez que fuimos, se veia que el plato estaba lleno! eso es bueno, lastima que no fue mi plato!.. lo otro que no me parecio fue la demora para traer los platos, menos mal que fuimos a hablar con amigos y pasarla bien pero tardaron mas de media hora despues de haber echo el pedido, me parecio excesivo.
Los precios son caros, aunque acorde a la mayoria de los lugares, eramos 4 y nos gastamos en plato principal y bebidas sin postre unos 450 por pareja

La selección italiana de fútbol no puede dejar pasar la oportunidad de convocar a los ravioles de calabaza y queso ahumado de Pierino, yo le daríà la diez y la cinta de capitán. Es un afano supendanló. (ojo no estaban en la carta estaban en el pizarrón del costado del que voy a hablar después) No, no es un afano, muy por el contrario, de hecho los precios son muy lógicos y coherentes con lo que ofrecen: cocina de calidad y abundante, en un lugar que resulta muy pintoresco sobre todo cuando alcanzás a oler el tuco de la cocina.
Fuimos un Domingo (sí, re original ir a comer pastas un Domingo) cerca de las 14.30 y había cola, esperamos algo así como quince o veinte minutos. A mi, que no soy nada fan de esperar para comer, me llamó un poco la atención lo calmada y cómoda que estaba la gente esperando, cuando en realidad lo que sobra en estas situaciones son las caras largas, ahí sólo estaba la mía… y no duró mucho.
Cuando entramos y nos sentamos me di cuenta por qué a nadie le molestaba esperar, es como si agarraran a tu abuela y le pusiera un restaurant en algún lugarcito de Italia. Bah, eso sólo aplica si tu abuela cocina unas pastas increíbles, la mía sí, y así y todo estas no se quedaban atrás.
Es importantísimo chequear el pizarrón que esta medio escondido arriba sobre una ventana, ahí están los platos del día y mi consejo es que ni mires la carta, son propuestas geniales y muy tentadoras!
De entrada pedimos una burrata porque bueno, burrata. Creo que todas las entradas son para compartir.
Los cinco que compartíamos la mesa pedimos pastas distintas y con salsas distintas (me encanta que te den a elegir entre distintas salsas de hongos) y todos terminamos muy contentos y llenos! Los platos no tardaron nada y estaban geniales en cuanto a sabor, abundancia y presentación.
La atención fue buena, aunque, quizás por el horario, los mozos parecían muy apurados, se entiende.
Cuando vuelva voy a pedir los fuccile, creo que ahí esta el secreto de Pierino porque no paré de verlos salir de la cocina!

Llamé para pedir una reserva para cuatro, las reservas son hasta las 20:30 y la tolerancia es hasta las 21 horas. Llegamos y el lugar todavía tenía media plaza vacía, un jueves, lo cual está muy bien. Para las 22:30 ya estaba la plaza completa.
Respecto de la atención:
El mozo nos atendió, pedimos conejo para dos, unos fetuccinis alla carbonara y unos ravioles de ricota con salsa pomodoro.
A mí puntualmente no me gustan los fideos guiseros (los que tienen el agujerito en el medio), por eso aclaro puntualmente al mozo que sean fetuccinis caseros (no secos).
Esperamos la comida media hora reloj (atendieron otras mesas que se sentaron después, antes que a nosotros). Me trajeron bocatinis (los que tienen agujeritos!!) y pedí que me los cambiaran, cuando pude dar con el mozo (el lugar tiene esos mozos que nunca miran a las mesas).
El lugar:
Es una cantinita ubicada en una esquina con mucho aire italiano, cacerolas colgando, banderas tricolor, paredes en ladrillo a la vista, fotos de los comensales en carteleras. Como es familiar, el ambiente suele ser bullicioso. NO HAY DEBITO NI TARJETA, ES SOLO EFECTIVO.
La comida:
Finalmente a los 5′ aparecieron mis fetuccinis alla carbonara, mientras los demás ya tenían su comida. Los fetuccinis estaban bien, pero no eran excelentes. Los ravioles estaban correctos, pero la porción era demasiado justa. El conejo estaba muy bien y la porción es para compartir.
Me pareció que para una cantina que se dedica a servir pastas la cosa no estaba bien. La salsa carbonara lleva básicamente oliva, cebolla, pimienta, sal de panceta, parmesano, huevo, ajo, apenas de crema y vino blanco. El huevo se pone al final, crudo sobre la pasta y al horno hasta que se cocine con el propio calor de la pasta y se gratine por encima.
Lo que llegó era unos fetuccinis con una salsa con un dejo a roquefort y una panceta blanda. Era rico, no era carbonara.
El postre:
Pedimos para compartir entre las parejas un brownie con helado y salsa de frutos rojos y un tiramisú. El tiramisú no estaba hecho con mascarpone por lo que carecía de la acidez que tienen normalmente, y aunque era bastante dulce, también notamos que la copa en la que lo servian cambiaba de mesa a mesa, con lo que también cambiaba el tamaño del postre.
El brownie con helado era meh.
La carta de postres sólo tenía el tiramisú como opción italiana, y no era de lo mejor.
El precio:
Terminamos pagando (sin vino) $ 200 por persona con la propina incluída lo que nos pareció más que bien, no es caro en absoluto, pero no es lo que esperaba.

El amor es una pasta, una simple fantasía, es como un sueño, y al fin te encontré
Cantina de la vieja escuela, más tana que tu nonna.
Platos bien abundantes, nada de palabrerío gourmet. No le pongo cinco estrellas porque no te dan factura, una cosa de locos (?).

Si vas y está Pierino, vas a tener suerte. El sabio de la pasta es como un boleto capicúa o un bondi acordeón. O también podría ser como un pokemón legendario.

Íbamos caminando por la zona a la noche uno de esos fin de semanas eternos de cuatro días. No sabíamos bien que queríamos comer ni adonde, sabíamos que por esta zona habían aparecido varios lugarcitos que nos tentaba probar. Entramos a Pierino porque su decoración nos invitó. La típica cantina italiana en la que el dueño esta sentado en una mesa cerca de la barra comiendo, con mozos de los de verdad mezclados con algunos de estos nuevos, que suelen ser extranjeros. Apenas me senté busqué referencias en Unilocal,todos decían que eran las mejores pastas de Capital, pero como me gusta llevar la contra pedimos el plato de pollo al verdeo para compartir. La verdad estaba muy rico, no es muy abundante el plato, pero alcanzó. Después pedimos un budín de pan (bien caserito) y un ristretto. El precio no es del todo accesible, sobretodo si pedís un plato de pasta por persona, que se te va a casi $ 150 cada plato, y el tema son los vinos, ninguno baja de $ 120. Igual fue una bonita velada…

Fui un jueves 22.30 y esperé por una mesa para dos sólo 10 minutos. Pedí los ravioles de cordero con la salsa Di suppa, hongos de pino, crema, parmessano, rucula y romero, me encantó el plato! Vayan, ya quiero volver a comer la burrata que anunciaban en la pizarra en la pared y las rabas. No me pareció caro y salió todo rápido.
Ah! el tiramisú tb imperdible.

Ayer fui a pierino en familia a festejar el cumple de mi hermana. La verdad es que no sabíamos bien donde ir queríamos probar en un lugar nuevo unas ricas Pastas italianas y a ultimo momento decidimos venir a Pierino, así que no llamamos previamente para reservar ni nada. Llegamos (martes día de semana) lleno de gente!!! Mal, ni me
Imagine de reservar porque era un martes, GRAVE ERROR!!! Voy a prender de esto, nos comimos una demora de 40
Min o más, un Bajon, pero nos quedamos porque veíamos los súper platos que Pasaban por la ventana y valíà la
Pena esperar, más las recomendaciones de todos los Unilocalers, asi que ahí nos quedamos.
Llego la hora de entrar, pedimos una entradita de unos bocados de verdura con salsa riquísimos y al toque llegaron las pastas, porque claro todos estábamos súper antojados con «la pasta tana» y aparte no dábamos más del hambre. Nose pero si alguien lee esta reseña de vedad les digo VAYAN!
yo no soy súper amante de las pastas, con esto quiero decir que no esta dentro de mi top ten de platos favoritos y les aseguro que me hice fan y las ame. Erámos 5, bueno piqué de los 4 platos restantes para probar y todos me gustaron. Los
Platos son grandes, Nose si abundantes quiza depende la pasta si es rellena o no, pero es cumplida todos quedamos súper satisfechos. La pasta es excelente, Liviana, rica y con un saborrr mmm! Las salsas son el último toque, tenes desde las más estándars hasta las más raras. La mayoría quisimos probar cosas nuevas así que fuimos
Por las salsas especiales.
Yo me pedi unos ravioles de cordero
Patagonico que no podían más! Siempre dejo en el plato, bueno esta vez me comí todo. Los acompañe con salsa Di suppa, hongos de pino, crema, parmessano, rucula y romero. MORTAL COMBAT de lo genial.
Los demás no me acuerdo todos los platos y salsas pero también así de ricos.
Después pedimos Postre, amplia variedad por suerte aunque ya sabia que iba por el tiramisú que encima lo recomendaban, y no me fallaron riquísimo! Lo unción que media incomoda la copa y quizá me hubiera gustado que la porción sea un poco más grande.
Precios: para mi esta bien! No es barato pero tampoco te matan, esta acorde.
Por ejemplo los Platos de pastas rondan entre $ 85 y $ 110 y después hay platos elaborados que son más caros pero no le preste mucha atención porque íbamos directo a las
Pastas. Postres riquísimos y el precio normal $ 40
El lugar: es una cantina bien Tana, muy lindo decorado con objetos acorde, salsas de tomate, cacerolas antiguas con sus años escritos en tiza, vinos en exposición, banderines coloridos, carteles italianos y una gran Estatua del padre Pío, quien sus devotos dejan mensajitos :)
La limpieza punto importante, es muy buena !
La atención genial, La moza súper copada y nos trajeron el Postre con velita para la cumpleañera.
Les recomiendo que vayan, yo ya tengo ganas de volver :) me encanto.

Pierino me llenó los sentidos. Yo soy del barrio y me encanta ir descubriendo estas esquinas viejas hermosamente conservadas hechas cafecitos o restaurantes. En Pierino se destacan las pastas y la sobresaliente atención de las personas del lugar. Si no sabés qué elegir (la variedad en pastas y salsas es enorme) confiá en las sugerencias que no fallan.
Cuando llegamos había cola afuera pero el sistema estaba ágilmente organizado y gestionan rápido la llegada de la carta, la comida y la cuenta, de modo que no se espera tanto si llegás y está repleto. Bellísima la decoración, no terminás de ver la cantidad de detalles, los cuales remiten a una pequeña Italia. Empleados siempre sonrientes y dispuestos a orientarte con sus platos y vinos, y comensales más que satisfechos. Se nota que la gente que va, ya ha ido muchas veces. Sin dudas para volver.

Viste cuando te levantás con unas tremendas ganas de ravioles con estofado? Pensando en esa carne que se deshace cuando la agarrás con el tenedor, y de una combinación perfecta entre una salsa de tomate suave y unos ravioles de masa fina y relleno contundente? Bueno, el otro día se alinearon los planetas, y recibí la grata sorpresa de que mi amiga había elegido Pierino cuando me desperté en uno de esos días. Emocionado por los comentarios que me habia hecho sobre las reseñas del estofado, enfilamos para Almagro, ya sintiendo el sabor en mi boca y con un hambre importante. Cuando le pregunto al mozo si tenían ravioles con estofado, me dijo que sí, pero que el de carne vacuna se había acabado y que tenían estofado DE LENGUA. Mi decepción fue tan visible, que la encargada se acercó y ahí le conté sobre mi situación. De inmediato me dijo que el estofado de lengua era maravilloso y me trajo un poco para probar. Fue uno de esos días donde la realidad superó lo soñado. Una cosa indescriptible, tanto tanto mejor que un estofado de carne vacuna. El acompañamiento etílico fue con un Santa Julia Malbec: excelente relación precio/​calidad y buena elección para mi plato. Y el happy ending quedó a cargo de un tiramisú magistral, inmejorable. Le saco una estrella porque sólo aceptan efectivo, todo lo demás es genial.

Debo haber sido cura confesor en vidas anteriores porque un amigo me invitó a almorzar para contarme los pormenores de su separación y acepté encantada. «Elegí el lugar, alguna cantina de tu barrio», me dijo. Y con la ayuda de Unilocal caímos en el rincón más italiano de la ciudad: Pierino. Llegamos y nos encontramos con una verdadera cantina, llena de mesas y con un murmullo que al principio nos abrumó pero que 5 minutos después dejamos de oír. Nos anotaron y nos pidieron esperar afuera pero como se largó a llover nos ajustamos en la entrepuerta del salón junto con otra pareja de comensales. «Hagamos de cuenta que vamos en el fuelle de un tren que va a Calabria», les dije y descontracturamos la espera muertos de risa.
Finalmente nos dieron mesa. Fue como estar en Italia por 3 horas, nos fuimos de Pierino porque cerraba porque sino seguíamos empapados con las fotos y las postales de la costa amalfitana, la estatua del Padre Pío a la cual le dejan papelitos pegados con pedidos celestiales y una atención 5 estrellas. Mi amigo quiso ahogar su angustia en unos ravioles con estofado pero el camarero le dijo que sólo les quedaba de lengua. Una de los dueñas se dio cuenta que no estaba muy seguro y le trajo un poco en un platito para que pruebe. Eso es lo que AMO de los italianos, que tengan como objetivo en la vida alimentar a quién se les cruce. Los mío fueron ravioles, también de queso fontina pero con salsa di suppa. Majestuosos.
Siguieron el vino, la botella de agua mineral y la copa compartida de Tiramisú. Cuando levantamos la vista nos dimos cuenta que éramos los últimos en el local ya con las mesas limpias y ordenadas para la noche. Así y todo nunca nos invitaron a retirarnos, esperaron a que no nos quedaran más miserias por contarnos ni más confesiones por oír. Nos fuimos felices, a tomar un té de tilo y convencidos de que la vida no es simple pero que hay lugares y personas que se esfuerzan por hacernos olvidar los sinsabores. Pierino ya ganó un lugar en mi corazón.

La mejor pasta casera de la capital federal? Si, asi directo. Platos abundantes para una persona, con mucha salsa y todos productos frescos en la preparación. La atención es muy buena, traen la comida rápido y el lugar es pintoresco, llena de fotos familiares y ladrillo a la vista. Una clásica cantina italiana. Recomiendo los pulpetines! las clasicas albondigas como las hace mi abuela. Lo ideal es pedir pasta, obviamente.
Lo que si, no tienen tarjetas y sin ser carísimo, los precios valen la comida. Pasar por un cajero antes.
Y guardensé un lugarcito para el tiramisu, la especialidad de la casa.
Vuelvo mil veces más.

Hace tiempo tenía ganas de ir a Pierino. Un lunes por la noche me encontraba por la zona con más hambre que hijo de poeta y pasé por ahí a ver si tenían comida para llevar. Me atendieron de diez, no tuve que esperar mucho y me prepararon unos ravioles de cordero con salsa de pesto, hongos de pino y crema que estaban increíbles.
Mientras esperaba me detuve en el ambiente del lugar: barrial, cálido, muy agradable. Había un viejito cenando solo con una copa de vino y me dieron ganas de imitarlo, pero ya había hecho el pedido y en casa me esperaba mi amigo Netflix. Igual, pedir para llevar fue un golazo: me dieron la porción bien caliente, con pan y suficiente queso rallado como para alimentar un batallón. Ya estoy pensando en volver!

Fui a Pierino por primera vez hace unos años y recuerdo que cuando probé el tuco dije: «es el tuco de mis nonnos». Ese plato de cintas con tuco y carne era exactamente como lo preparaba mi nonna cada domingo para toda la familia. Encima después pedí el tiramisú y no fui capaz de probar ningún otro postre de la carta las otras (tantas) veces que volví. Siempre pido el tiramisú. Me encanta que venga en copa, nada pomposo, es así: simple y rico.
Fue difícil moverme de las cintas con tuco y carne (quiero que quede claro que la carne se deshace con el tenedor, es muy muy tierna) pero lo logré, generalmente pido una de las opciones del día, la lasagna o los ravioles de cordero con salsa de tomates secos y rúcula también es una combinación deliciosa. Me he tentado con los platos de carne y papas que he visto pasar pero, lo siento, a Pierino voy a comer pasta.
Siempre está lleno, muchas familias y poco lugar entre mesa y mesa, pero los mozos son atentos y rápidos y eso compensa lo demás. Conocen la carta y recomiendan muy bien.
Lo que no me gusta, y he tenido la oportunidad de hablarlo con uno de los nietos (siempre están por ahí comiendo o tomando algo), es el tema de que sea sólo efectivo. No sé, me choca, es incómodo. Es lo único negativo de Pierino, por todo lo demás, volvería cada domingo al mediodía por ese tuco que me recuerda tanto a mi nonna.

Restaurante italiano a cargo de la familia Pierino, principalmente señor Pierino y su esposa, Teresa (la encargada de los postres. ¡Y qué postres!). Tiene ambientación de bodegón (sartenes con fechas de uso al dorso colgadas del techo, señalética en italiano, carteles y fotos) y un clima muy familiar.
La carta ofrece, mayormente, opciones de pasta, siendo la gran estrella los fusilli al fierrito caseros para acompañar con la salsa que prefieras, aunque el plato más recomendado es una cazuela de lomo super tierno para compartir que prácticamente se deshace cuando lo comés.
Siempre hay entradas y platos principales del día que muchas veces no están en la carta pero sí están en una pizarra. Les recomiendo que si van a pedir fusilli pregunten si tienen estofado porque iguala un estofado de abuela expatriada. Sino, los mozos son muy buenos recomendando.
Los postres le hacen justicia a los platos principales: la especialidad de la casa es el tiramisú, pero la tarta tibia de manzanas con helado es mi favorita. La manzana está servida en forma de puré en vez de trocitos lo que la hace más cremosa.
Si no tienen que madrugar al otro día no se pierdan el cafecito expresso después de comer.
Importante: aceptan sólo efectivo y no es un lugar barato. A pasar por el cajero antes de ir.