Se trata de uno de los muchos bares de tapas, bocadillos y platos combinados que ha pasado a ser regentado por orientales, lo cual, como en este caso, no quiere decir que la cosa, como alguno puede pensar, vaya a peor. Su agradable terraza se ha convertido en una visita casi obliagada para el que escribe los viernes, después de comer, para pegar un repaso a la semana con algún amigo. Una o más mistelas, una o más «celvezas» o uno o más «pachalanes»(como dicen simpáticamente el camarero o la camarera) sirven para este menester. En alguna ocasión también he podido comer algo y, sin ser gran cosa, tampoco es basura. Eso sí, todo es barato, o «balato», depende de quien lo diga.
Empar O.
Rating des Ortes: 4 Valencia
Fredi, un conocido ex-pilotari, cuando se retiró, no sólo se dedicó al mundo empresarial del deporte que tanto le había dado en una tienda deportiva, sino que además, también probó con este local. Un típico bar de tapas y cañas pero eso sí, dedicado a la pilota valenciana. De ahí viene su nombre, «va de bo», expresión que se utiliza en la pilota valenciana para anunciar que la partida ya puede comenzar una vez se han hecho«les travesses»(apuestas en el argot de la pilota). Con un menú planteado a base de tapas típicas y bocadillos variados que bien se merecen una buena cerveza de tirador, este bar es sin duda punto de encuentro de muchos grupos de amigos, sobretodo en verano porque las terrazas siempre llaman más al «salir». Podríamos decir que se trata de un «typical valencian bar». Ojo porque para aparcar está complicado.
Salvador M.
Rating des Ortes: 3 Almàssera, Valencia
Este pequeño y cuco bar con una agradable terraza siempre ha estado especializado en dar de comer a base de tapas y bocadillos a un precio más que asequible para todos los bolsillos. En mi última visita, con el local atestado, he constatado el cambio de propiedad, ya que unos amables y eficientes señores de aspecto oriental –seguramente, chinos– atendían el bar, que seguía exactamente igual que en mi última y lejana visita. Me limité a tomar tranquilamente una cerveza –un tercio de Ambar bien fresquito, por cierto– que apenas me costó 1.20 €, un precio bastante competitivo incluso para un bar de barrio. Degustando la birra no pude si no concluir que el nombre del establecimiento –una expresión procedente del deporte de la pelota valenciana que en traducción libre podría significar algo así como que«esto va en serio” — le venía que ni pintado a sus nuevos gestores, que servían vino y cervezas a diestra y siniestra con seriedad y eficacia.